Escapada fotográfica y descanso en Bizkaia
Hayedos, cabañas y nuevas ideas
Un paseo entre gigantes en el hayedo de Otzarreta
Había soñado con visitar el famoso hayedo de Otzarreta, un lugar pequeño pero inmensamente fotogénico. Esa mañana, cámara en mano, me acerqué con la idea de una ruta senderista más que de una sesión fotográfica. Sin embargo, los árboles, majestuosos y llenos de historia, me susurraban ideas al oído.
Eso sí, madrugar no fue mi fuerte, y al llegar ya había varios fotógrafos en plena acción. No quería arruinar su momento (y ser recordado como “el que apareció de la nada en mitad del encuadre perfecto”). Así que decidí explorar, absorber la atmósfera y, cómo no, imaginarme proyectos fotográficos futuros.
Dormir entre ramas en Zeanuri
El verdadero motivo de nuestra visita era más mágico aún: pasar la noche en un “nido” colgado en un árbol en Zeanuri… ¡A 17 metros del suelo!. Este regalo (¡gracias a quien se le ocurrió!) nos llevó a las cabañas de ensueño de «Cabañas en los árboles«. Rodeados de bosque, con el sonido de la naturaleza como única banda sonora, la desconexión fue total.
Aunque el tiempo no colaboró con cielos despejados o rayos de sol que entraran perfectos por las ramas, la experiencia fue inolvidable. La tranquilidad era tan envolvente que uno podría escuchar hasta los pensamientos… O, en mi caso, idear mil retos fotográficos para futuras aventuras.
Un paseo breve pero inspirador
La mañana siguiente, con el check-out acechando, me lancé a una breve caminata por las rutas del bosque. Llevaba conmigo solo el cuerpo de mi cámara y un 50mm fijo. ¿Por qué tan ligero? Porque a veces, menos es más: sin la distracción de cambiar lentes o cargar con un equipo completo, me enfocaba en observar y experimentar con lo que tenía.
El bosque estaba tranquilo, con esa humedad que parece intensificar los colores. Las hojas caídas, las texturas de los troncos y las sombras que se filtraban entre las ramas componían un escenario perfecto para jugar con luces y contrastes. Mientras caminaba, imaginaba retos para futuras visitas: capturar las formas abstractas de los árboles, enfocar detalles como las gotas de agua en las hojas o buscar simetrías naturales entre las ramas.
Lo interesante del bosque es cómo cambia con la luz y la perspectiva. En un momento me encontré agachado observando cómo un rayo de luz creaba un “resplandor” en el musgo de un tronco caído. Al siguiente, miraba hacia arriba, buscando patrones entre las ramas desnudas que se entrelazaban en el cielo. Este ejercicio de mirar desde distintos ángulos no solo me inspiró, sino que también me enseñó a valorar la sencillez de llevar una lente fija, que te obliga a moverte y pensar más en la composición.
Y aunque el tiempo era limitado, este pequeño paseo despertó en mí una ola de ideas y ganas de volver con más calma. A veces, no se necesita mucho tiempo para que un lugar deje huella en tu creatividad.
Vuelta a casa, pero con nuevos sueños
Con la mente descansada y una sonrisa que ni el cielo gris pudo borrar, volvimos a casa. Otro rincón maravilloso había quedado grabado en mi memoria (y en mi lista de sitios que quiero explorar con más calma). Porque al final, la magia no está solo en el destino, sino en cómo cada lugar despierta nuevas ideas.
¿Te animas a explorar con tu cámara?
Bizkaia está lleno de rincones mágicos que esperan ser descubiertos, ¿cuál será tu próximo destino? Si te inspiran mis experiencias o quieres compartir las tuyas, déjalo en los comentarios. Y si necesitas ayuda para mejorar tus fotografías, ¡pregúntame sin miedo!
¡La aventura te espera, cámara en mano!