Afinando la Visión

Un Día de Entrenamiento Fotográfico

Preparativos Matutinos

Canon 5D mkIII y 50mm F1.4 en Acción

La fotografía, como cualquier arte, requiere práctica y dedicación. En los días en que la temporada de reportajes me lo permite, me calzo las zapatillas de caminante y salgo a “entrenar” con mi equipo fotográfico. Hoy, las prácticas con cuerpo y lente se convierte en mi mantra personal mientras me enfoco en una sola herramienta: mi fiable Canon 5D mkIII acompañada del objetivo Canon 50mm F1.4.

Aranguren: Amarillo, verde y azul en armonía, con Pamplona al fondo

El Desafío de la Lente Fija

Buscando las composiciones gastando las zapatillas

El objetivo de hoy es simple pero exigente: dominar y conocer más mi lente fija. Busco esos desenfoques óptimos que transforman y mejoran una simple imagen, y busco el “punto dulce” de la lente, donde cada detalle cobra vida. La luz de la mañana es mi aliada, revelando texturas y sombras que pasan desapercibidas al mediodía.

Sin la comodidad de un zoom, me veo obligado a moverme, a buscar el ángulo perfecto, a componer la escena con mi cuerpo antes que con la cámara. Es un ejercicio que pone a prueba mi creatividad y agilidad, un verdadero entrenamiento para el ojo.

Prácticas con cuerpo y lente en Aranguren: amarillo, verde y azul, capturados en un solo clic

Mantengo los valores de la cámara inalterados: ISO 160, f6.3, 1/1000. Es una disciplina que me obliga a adaptarme, a ser rápido y preciso, como un atleta que conoce sus límites y los desafía con cada disparo.

El Post-Procesado

La Sutil Magia del Lightroom

Tras la sesión, llega el momento de los retoques básicos con Adobe Lightroom. Aquí es donde pulo los resultados de mi entrenamiento, ajustando la exposición y el contraste para que cada fotografía refleje fielmente la visión que tenía en mente.

Primero, ajusto la exposición y el contraste para asegurarme de que cada detalle destaque. Busco un equilibrio que refleje la luz natural de la escena, sin sobreexponer las altas luces ni perder información en las sombras. Es un juego sutil de dar y tomar, donde cada deslizador marca la diferencia entre una imagen plana y una que salta a la vista.

Luego, paso a la saturación para dar vida a los colores. No busco una explosión de tonos irreales, sino resaltar los colores tal como los vi en ese momento. A veces, un ligero aumento en estos valores es suficiente para hacer que los colores canten.

El enfoque es otro aspecto crucial. Aunque confío en la nitidez de mi lente, Adobe Lightroom me ofrece la oportunidad de realzar aún más los detalles. Pero siempre con cuidado, porque un exceso puede llevar a una imagen artificial.


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